KOANS | Difusion CAV

El dÃa 30/08/07, CARLOS OCAMPO <carlos2220@gmail.com> escribiÃ³ :

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Hola Lia. Interesa nte lo de las batallas, esa es la pura realidad. TodavÃa me falta mucho, pero creo que tengo mucha alegrÃa de vi vir y a ello ha contribuido mucho lo que se aprende en si tios como este. Buena esa por tu labor.

CAOV

----- Original Message -- ---

From: Lia
To: difusioncav@egrupos.net
Sent: Thursday, August 30, 2007 9:27 AM

S ubject: (cav) Vivir sin esfuerzo...

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Â¿Alguna vez se han preguntado por quÃ©, a medida que la gente envejece, parece perder t oda la alegrÃa de vivir? Al presente casi todos ustedes, los jÃ³venes, son bastante felices; tienen sus pequeÃ±os problemas, estÃ¡n los exÃ¡menes que los inquietan, pero a pesar de estas preocupaciones hay en la vida de ustedes cierta alegrÃa, Â¿no es asÃ? Existe una espontÃ¡nea, f Ã¡cil aceptaciÃ³n de la vida, un mirar las cosas jovial y dichosamente. Â¿Y por quÃ©, a medida que envejecemos, pa recemos perder esa jubilosa insinuaciÃ³n de algo que estÃ ¡ mÃ¡s allÃ¡, algo de mayor significaciÃ³n? Â¿Por quÃ© ta ntos de nosotros, cuando llegamos a la llamada madurez, n os volvemos torpes, insensibles a la alegrÃa, a la belle za, a los cielos abiertos y a la tierra maravillosa?

Â¿Saben?, cuando uno se for mula esta pregunta, son muchas las explicaciones que acud en a la mente. Una explicaciÃ³n es que estamos muy ocupad os con nosotros mismos. Luchamos para llegar a ser "algui en", para alcanzar y mantener cierta posiciÃ³n; tenemos h ijos y otras responsabilidades, y tenemos que ganarnos la subsistencia. Todas estas cosas externas pronto nos abru man y, en consecuencia, perdemos la alegrÃa de vivir. Mi ren los rostros mÃ¡s viejos que los rodean, vean quÃ© tri stes son casi todos, quÃ© llenos de ansiedad y mÃ¡s bien enfermos se los ve, quÃ© retraÃdos, solitarios y a veces neurÃ³ticos, sin una sola sonrisa... Â¿No se preguntan p or quÃ©? Y aun cuando sÃ se lo preguntan, casi todos par ecen satisfacerse con meras explicaciones.

Ayer en la tarde vi una embarcaciÃ³n que navegaba rÃo arriba a toda vela, llevada por el vien to del Oeste. Era un bote grande, cargado con leÃ±a para la ciudad. El sol se estaba poniendo, y este bote recorta do contra el cielo era asombrosamente bello. El botero sÃ ³lo lo guiaba, no habÃa ningÃºn esfuerzo porque el vient o hacÃa todo el trabajo. De igual manera, si cada uno de nosotros pudiera comprender el problema del esfuerzo y e l conflicto, entonces creo que podrÃamos vivir sin esfor zarnos, dichosamente, con una sonrisa en el rostro.

Pienso que es el esfuerzo lo que nos de struye, esta lucha en que gastamos casi todos los instant es de nuestra vida. Si observan a las personas mayores qu e los rodean, verÃ¡n que para la mayorÃa de ellas la vid a es una serie de batallas consigo mismas, con sus esposa s o sus maridos, con sus vecinos, con la sociedad; y esta lucha incesante disipa la energÃa. El hombre que conoce la alegrÃa, que es realmente feliz, no estÃ¡ preso en e l esfuerzo. Vivir sin esfuerzo no significa que uno tenga que vegetar, que tenga que ser torpe, necio; por el cont rario, sÃ³lo el hombre sabio, extraordinariamente intelig ente, estÃ¡ en verdad libre del esfuerzo, de la lucha.

Pero ya ven, cuando oÃmos hablar de vivir sin esfuerzo, deseamos ser asÃ, queremos alcanzar un estado en el cual no tendremos lucha ni conflicto; de modo que hacemos de eso nuestra meta, nuestro ideal y no s esforzamos por lograrlo; y tan pronto hacemos esto, hem os perdido la alegrÃa de vivir. Estamos nuevamente atrap ados en el esfuerzo, en la lucha. El objeto de la lucha v arÃa, pero toda lucha es esencialmente lo mismo. Uno pue de luchar para producir reformas sociales, o para encontr ar a Dios, o para crear una relaciÃ³n mejor entre uno mis mo y su esposa o marido, o con su vecino; uno puede senta rse a la orilla del Ganges, adorar a los pies de algÃºn gurÃº, etcÃ©tera. Todo esto es esfuerzo, lucha. Lo importante, pues, no es el objeto de la lucha, sino co mprender la lucha misma.

Ahora bien , Â¿es posible que la mente no sÃ³lo advierta de manera c asual que por el momento no estÃ¡ luchando, sino que estÃ © por completo libre de la lucha durante todo el tiempo, de modo que descubra un estado de felicidad en que no exi ste el sentido de lo superior y lo inferior?

Nuestra dificultad estriba en que la mente se siente inferior, y por eso lucha para ser o llegar a ser algo, o para tender un puente sobre sus mÃºltiples deseos contradictorios. Pero no nos entreguemos a explicaciones de por quÃ© la mente estÃ¡ llena de luchas. Todo hombre que piensa sabe por quÃ© existe la lucha tanto interna co mo externamente. Nuestra envidia, nuestra codicia, nuestr a ambiciÃ³n, nuestro afÃ¡n competitivo que conduce a una eficiencia despiadada, Ã©stos son, obviamente, los factor es que originan nuestra lucha, ya sea en este mundo o en el mundo del futuro. Por lo tanto, no tenemos que estudia r libros de psicologÃa para saber por quÃ© luchamos; y l o esencial, sin duda, es descubrir si la mente puede esta r por completo libre de la lucha.

DespuÃ©s de todo, el conflicto es entre lo que somos y lo que deberÃamos ser o quisiÃ©ramos se r. Pues bien, sin dar explicaciones, Â¿puede uno comprend er todo este proceso de lucha para que llegue a su fin? C omo ese bote que se estaba moviendo con el viento, Â¿pued e la mente dejar de luchar? Por cierto que Ã©sta es la pr egunta, y no cÃ³mo alcanzar un estado en que no haya luch a. El esfuerzo mismo de alcanzar tal estado, es un proces o de lucha y, por lo tanto, ese estado nunca se alcanza. Pero si observamos de instante en instante cÃ³mo la mente queda atrapada en una lucha perpetua â€‘si sÃ³lo observa mos el hecho sin tratar de alterarlo, sin tratar de forza r en la mente cierto estado al que llamamos "paz"- entonc es descubriremos que, con total espontaneidad, la mente c esa de luchar; y en ese estado puede aprender enormemente . Entonces el aprender no es meramente el proceso de reun ir informaciÃ³n, sino el descubrimiento de las extraordin arias riquezas que se encuentran mÃ¡s allÃ¡ del alcance d e la mente; y para la mente que hace este descubrimiento hay felicidad.

~~Krishnamurti~~