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Campo Sábado 27 de Noviembre de 2004 |
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| Economías regionales: daños en los cultivos
Mendoza se enfrenta al granizo
Desde hace 20 años, hay planes contra el fenómeno climático, pero no tienen continuidad y se debate el financiamiento
MENDOZA.- La provincia cumplió 20 años de experiencia con el servicio de prevención de daños en cultivos por tormentas de granizo, pero entre el gobierno y los productores aún se debate su eficacia y forma de financiarlo.
Una dimensión de la amenaza a la producción local que entraña el fenómeno surgió del estudio realizado en 1995 por expertos de Israel, EE.UU. y Bulgaria, que revelaron que el promedio anual de daños por granizo en esta provincia llega al 12,45%, mientras que en Moldavia y Bulgaria es del 4%, en Rusia, del 3 al 9%, y en China, del 3 al 6 por ciento.
Por la observación del fenómeno en las últimas décadas, se estimó un promedio anual de 25 tormentas con porcentuales de daños que van del 4,30 al 29,55 por ciento.
Los expertos concluyeron que "las cifras demuestran la alta peligrosidad del proceso granicero en Mendoza, que es superior a los de otras regiones del mundo".
El sistema de lucha antigranizo consiste en lanzar desde tierra cohetes que derraman una solución de ioduro de plata en el seno de la nube, con lo que se logra disminuir el tamaño del granizo. Las tormentas se forman en apenas 25 minutos, por lo que se necesita un operador de radar de guardia para alertar a quienes activan el sistema.
En la primera etapa se lanzaban cohetes desde tierra, y la última experiencia fue dispararlos utilizando aviones que se internaban en las nubes.
El estado provincial gastó en estos 20 años cientos de millones de pesos para financiar el sistema, porque fracasó en sus reiterados intentos de cobrar una tasa a los productores beneficiados por el servicio, y terminó por asumir enteramente el costo con recursos del presupuesto provincial.
El régimen se puso en marcha por primera vez en 1984, durante el gobierno de Santiago Llaver, cuando se creó la dirección de Investigaciones de Lucha Antigranizo. Esta dirección contrató con una empresa rusa la operación del sistema y la compra de rampas y cohetes para disparar las cargas de ioduro de plata.
A fines de ese año se hicieron las primeras experiencias de protección sobre 150.000 hectáreas de los departamentos del este de Mendoza; y al año siguiente se extendió a las zonas productivas del norte, centro y sur provincial.
El entonces ministro de Gobierno, León Chade, señaló a LA NACION que 20 años después "la medida fue un acierto, y hubiese dado resultados extraordinarios si no fuésemos argentinos porque al programa científico le faltó continuidad".
Para Chade, los sucesivos gobiernos se dedicaron solo a disparar cohetes, lo que "no era el objetivo central, sino realizar estudios profundos sobre experiencias de modificación de accidentes climáticos".
Además, en más de una ocasión el gobierno provincial no asignó partidas presupuestarias para importar a tiempo los cohetes, por lo que el sistema comenzaba a operarse cuando ya se habían registrado las primeras precipitaciones de la temporada que ocurren entre noviembre y marzo.
Pero la mayor crisis se registró entre 1993 y 1998 cuando el sistema estuvo fuera de servicio.
Pese a los contratiempos, el director de Agricultura y Prevención de Contingencias Climáticas de Mendoza, Jorge Silva Colomer, dijo a LA NACION que los 20 años de continuidad de la lucha "valieron la pena desde el punto de vista científico porque se generó valiosa información agroclimática".
En cambio, si se tienen en cuenta los beneficios económicos "la provincia salió pareja: para la producción primaria el beneficio fue mínimo, pero si se toma en cuenta el valor agregado, la rentabilidad fue mayor", dijo Silva Colomer.
Este año un nuevo contratiempo puso en duda la continuidad del sistema. Fracasó la licitación para contratar el servicio de aviones que disparan los cohetes, y el gobierno recurrió a la contratación de la Fuerza Aérea para aportar pilotos retirados para volar las aeronaves.
La temporada de riesgo de tormentas ya comenzó y el nuevo prestador aún no está en condiciones de iniciar el servicio, por lo que muchos productores ruegan que no suceda lo que tanto temen.
Silva Colomer señaló que para el gobierno provincial la protección de cultivos debe sustentarse en tres pilares: el sistema de cohetes para disminuir el tamaño del granizo, la instalación de malla plástica para cobertura directa y un régimen de seguro agrícola para compensar a los productores cuando aquellas dos alternativas no dan resultados.
La malla ya fue instalada por muchos productores especialmente en viñedos y la licitación del seguro agrícola comenzó a tramitarse. Las tormentas se caracterizan por su gran intensidad y frecuencia.
Ningún productor de San Rafael olvida las ocasiones en que el tamaño del granizo fue como una pelota de golf y en otros se aproximó al de un huevo de gallina.
Carlos Whilloud, director de Prevención de Accidentes Climáticos de Mendoza durante 8 años, reconoció que el financiamiento del sistema fue y sigue siendo un problema sin resolver. "Se falló en el aspecto de la inversión para la compra de cohetes. Por lo general, se adquirían cohetes a destiempo cuando ya comenzaban las tormentas, con excepción de 1988, año en que se dispuso del sistema operativo puntualmente".
Para él, sin embargo "la experiencia fue positiva porque se lograron conclusiones respecto de la efectividad del sistema siempre que se cumpla con todas las normas y metodología de operación".
El ex funcionario, quien hoy dirige un organismo de investigación científica local, dice no tener dudas de que el sistema de prevención del granizo debe combinarse con el seguro agrícola.
Sin juzgar la millonaria erogación del Estado, los productores también reconocen que el servicio tuvo aspectos positivos."Si no se hubiera aplicado la lucha antigranizo en estos años, la economía de Mendoza estaría peor. Fue positiva y atenuó muchas tormentas, con lo que se logró mayor producción y riqueza para la provincia", dijo el presidente del Centro de Bodegueros y Viñateros de la zona este de Mendoza, Jorge Palazzo.
Palazzo sostuvo que "Mendoza debe seguir en este camino y afianzarlo. Hay una importante experiencia adquirida por los técnicos para el combate de tormentas y, aunque nunca se logrará una eficiencia del 100%, es una buena inversión desde el punto de vista económico y social. Si no cosechamos, no hay trabajo ni producción".
Por su lado, el presidente de la Cámara de Comercio, Industria y Agropecuaria de San Rafael, Alberto Llach, destacó que para los productores del sur de Mendoza el sistema dejó un saldo favorable porque "se logró bajar la intensidad del granizo aunque muchas veces no fue todo lo efectivo que esperábamos".
Añadió que "si bien el clima es algo que no podemos cambiar, la lucha antigranizo debe continuar porque llegó a tener una efectividad del 50 por ciento". Pero el dirigente también considera que la prevención con cohetes debe complementarse con el seguro agrícola y con créditos a tasa accesible para instalar la malla antigranizo sobre la superficie implantada.
Finalmente, Alberto Llach consideró que no sólo el agro se beneficia con el sistema de prevención de tormentas graniceras: "Debemos proteger también al turismo porque nadie quiere que un visitante vuelva a su casa con el auto abollado".
Por Sergio Dimaría Corresponsal en Mendoza
Efectos a largo plazo
En su libro "Distribución Geográfica de los Elementos Meteorológicos Principales y Adversidades de Mendoza", el profesor en Meteorología Agrícola y ex decano de la Facultad de Ciencias Agrarias de Mendoza, Alberto Ortiz Maldonado advierte sobre la persistencia de los daños del granizo. "Las granizadas de gran magnitud dañan algunas plantas de un modo que va más allá de la pérdida de la cosecha y su correspondiente perjuicio económico financiero al productor", señaló.
Agregó que esto sucede con frutales como ciruelo, peral y manzano que "ven afectada su producción porque la regeneración de ramilletes lleva dos o tres años". También citó el caso del olivo, donde las granizadas de elevada magnitud se manifiestan en especies proclives a dejar penetrar agentes patógenos por las heridas provocadas por impactos. "Sufre una infección conocida como tuberculosos que tarda varios años en controlarse", dijo.
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