Magia y Religión: Reyes magos |
Publicación enviada por Rafael Gonzalo Jimenez |
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Resumen: En este escrito intento resumir el origen mágico de los reyes, por lo que se les identifica con la abundancia de las cosechas y la fertilidad de las tierras. No estamos ya ante el mago que creía dominar los fenómenos de la naturaleza, sino en etapas históricas en que se recuerda que el rey fue mago, probablemente porque llegaron a reyes los mejores magos. Por eso se les venera si la naturaleza es favorable, y se les destierra o mata si es adversa.
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En este escrito intento resumir el origen mágico de los reyes, por lo que se les identifica con la abundancia de las cosechas y la fertilidad de las tierras. No estamos ya ante el mago que creía dominar los fenómenos de la naturaleza, sino en etapas históricas en que se recuerda que el rey fue mago, probablemente porque llegaron a reyes los mejores magos. Por eso se les venera si la naturaleza es favorable, y se les destierra o mata si es adversa.
Merece especial mención la divinización que aconteció en algunos hombres, mediante el invento que llamamos encarnación, y que no tuvo nada que ver con la reencarnación budista, pues quien ahora se encarna es un dios en el hombre.
Magia y religión
XVII. - Reyes magos
Por fe, aunque muchas veces la perdían en casos concretos, los magos no sólo eran respetados y admirados o temidos, sino que era la mejor profesión para llegar a jefe o rey de la tribu.
Incluso los aborígenes australianos, que no están regidos por jefes ni reyes, sino por una oligarquía de ancianos, caudillos de sus respectivos clanes totémicos, los tienen en gran estima, ya que se espera de ellos alimentos mediante magia, por lo que son magos públicos, encargados del sagrado almacén, generalmente una hendidura en las rocas, o un hoyo en el suelo, donde se guardan las piedras y bastones (
churinga) santos. Y aunque tienen que realizar deberes civiles, como castigar las infracciones, sus principales funciones son sagradas, sacerdotales o mágicas.
La autoridad de los jefes melanesios se basa enteramente en la creencia de que tienen relaciones con poderosos espíritus. Temen, por tanto, su poder sobrenatural, creyendo que les infligiría desgracias y enfermedades si no los obedecen. Ejercen funciones sacerdotales: producir lluvia o buen tiempo, vientos favorabes o adversos, enfermedades o salud, éxitos o fracasos en las guerras, pero si se desconfía de su influencia con los espíritus, su autoridad se desvanece.
Los wambugwe africanos, aunque viven en régimen de república familiar, tienen también por señores o jefes a los hechiceros, hacedores de lluvias.
En las tribus del Alto Nilo los curanderos son los jefes, y su autoridad descansa también en supuestos poderes para que llueva. Sitúan por eso sus aldeas en las laderas de colinas altas, que son las que atraen las nubes, y tienen además "piedras de lluvia", tales como cristales de roca, venturina y amatista, que guardan en un puchero. Cuando desean producir lluvia hunden las piedras en agua, y con una caña sin hojas, rajada por arriba, amenazan a la nubes para que lleguen o se alejen, mientras barbotan conjuros; o vierten agua, y las entrañas de una oveja o cabra, en la oquedad de una piedra, salpicando después el agua hacia el cielo. Si la naturaleza coincide con los conjuros del mago, adquiere muchas riquezas; pero si no se le destituye o mata, creyendo el pueblo que es él quien impide la lluvia.
En Africa central la tribu de Lendú cree también que ciertas personas tienen la virtud de hacer llover. Así como los banyoro, en los que es el rey el hacedor de lluvia.
En Africa occidental, oriental y central encontramos la misma mezcla de jefatura y funciones mágicas. Y en la tribu Fan el jefe es curandero y herrero.
En todos estos pueblos producir lluvia es ser el jefe, o tener más influencia que el rey. Pero también imputan la sequía o el hambre a su negligencia, castigándole incluso con el destierro o la muerte: le atan con cuerdas y le arrastran a la tumba de sus antepasados, para que obtenga de ellos la lluvia. Y como, con pequeñas variantes, las creencias son las mismas en toda Africa, no es necesario que las especifique tribu por tribu.
E igual sucede en las restantes partes del planeta, en estos tiempos. Los escitas encadenaban a su rey cuando había sequía. En el antiguo Egipto maldecían de los faraones cuando había malas cosechas, y en tiempo de sequía los sacerdotes incluso amenazaban a los animales sagrados, o los mataban si la sequía no cedía.
En la isla coralina de Niné, en el Pacífico sur, el rey era también sacerdote, encargado de la producción de alimentos, y en tiempoos de escasez los mataban; y como morían uno tras otro, nadie quiso ser rey.
En todos estos pueblos, China incluida, al rey se achacaba la escasez o abundancia de lluvia y alimentos; y en épocas de sequía se les deponía o mataba.
Los reyes mexicanos, al ascender al trono, juraban que harían que el sol luciese, las nubes diesen lluvia, los rios fluyeran y la tierra produjera frutos en abundancia. El hechicero o curandero era también muy influyente, y con frecuencia ascendían a jefe o rey de tribu. En todas estas tribus sus chamanes o hechiceros son nigromantes, exorciastas, magos adivinos y sacerdotes, oráculos de la tribu.
América del sur también idolatraba a sus pages (curanderos), pero si sus predicciones no se cumplían, las gentes los mataban. El hechicero era la persona más poderosa, y era deber del mago hacer caer desgracias en los enemigos de la tribu, resguardando a su pueblo de la magia hostil.
En toda la región malaya el rajá era venerado como poseedor de virtudes sobrenaturales, y evolucionaban de magos a monarcas. Y los toorateyas de Célibes del Sur sostienen que la prosperidad de sus cosechas depende de la conducta de sus príncipes.
Los dayakos de Sarawak hacían depender sus cosechas del rajá, por lo que cuando visitaba una tribu incluso le hacían bendecir las simientes del año próximo; las mujeres bañaban además sus pies con agua y leche de coco verde, con la que regaban las cosechas. Las tribus que no visitaba le enviaban piezas de tela blanca, oro y plata, que enterraban después también en sus sembrados como símbolo de buena cosecha.
Esta creencia de que los reyes poseen poderes mágicos, o sobrenaturales, en virtud de los cuales fertilizan la tierra, fue compartida también por todos los pueblos arios, desde la India hasta Irlanda. En la Grecia homérica se habla de los reyes y jefes como sagrados o divinos, siendo divinas sus mansiones, y sagrados sus carros de combate, creyéndose que el gobierno de un buen rey producía trigo y cebada, frutos, crias de los ganados y peces. En la Edad Media las madres llevaban a sus hijos, y los campesinos sus simientes, para que el rey impusiera sobre ellos sus manos. Y creían los irlandeses que si los reyes cumplían las estaciones eran suaves, las cosechas grandes, el ganado prolífico, las aguas abundantes en peces, y los árboles en frutas.
En Inglaterra se creía que los reyes curaban la escrófula, mediante imposición de manos, por herencia de Eduardo el Confesor; y sólo Guillermo III la substituyó por limosnas. Igual don creyeron poseer los reyes de Francia, por herencia de Clodoveo o San Luis.
El rey sucedió, pues, al mago o curandero, aunque fuese rey sagrado. Cuando fue mayoritaria la incredulidad en la magia, la substituyó la religión, y el mago cedió su oficio al sacerdote. El mago intentaba influir directamente en los procesos de la naturaleza en bien del hombre, y el sacerdote intentaba lo mismo, mediante apelaciobes a dioses. Comenzando como mago, el rey asumió después funciones sacerdotales de oración y sacrificios. Y aunque la distinción entre lo divino y lo humano estaba poco delineada, se predicó que algunos hombres habían llegado a la divinidad incluso en vida, mediante la posesión temporal o permanente de su completo ser por un gran y poderoso espíritu (encarnación).
Código ISPN de la Publicación: EpyuVpAuuZsvyaoFGG Publicado Thursday 25 de September de 2003
Nota de DIFUSION CAV.: Hemos intentado comunicarnos con esta persona en varias oportunidades para saber
las fuentes de donde
ha tomado sus datos, pero no ha sido posible, no
hemos recibido respuesta.
Nelson Guizzo
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